Al pasar los días empecé a sentir sienta atracción por esos tenis, al punto que creo que ya los usaba hasta para dormir (esto último es en broma). Los usaba para ir a la escuela, para montar bicicleta, jugar basketball, salir con los panas, en fin, para todo andaba con los acabados tenis. Entendí que simplemente eran los únicos que tenía y mami no me podía comprar otros. Llegó un momento en el que ya no me importaba su aspecto, pues me había dado cuenta de la verdadera importancia de esos tenis para mi.
Quizás no eran los últimos Jordan's, ni los más bonitos y mucho menos los de mejores condiciones, es más, creo que de todos eran los mas feos. Y con honestidad les confieso que nunca me ha gustado esa marca, por el contrario, la detesto. Ha llovido mucho desde aquel día en que mi amigo me prestó esos tenis para que pudiera ir a la escuela, y he tenido muchos zapatos después de ahí. Pero ningún calzado me ha gustado más que los Jordan #5, pues con ellos aprendí a valorar esas cosas que consideramos insignificantes, pero que tienen en sí un valor incalculable.
Con Amor.
Santiaguito
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